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Raúl Martínez-Artículo
www.cnap.cult.cu 05/27/2004
Omar González.
Raúl Martínez ha sido pintor, diseñador, fotógrafo, promotor, y por si fuera poco, un excelente y anónimo escritor. Su obra y su vida han estado relacionadas con todos los momentos claves de la cultura cubana después de 1959. Así, lo vemos participando del proceso germinal del cine cubano, de la fundación y apogeo de la Casa de las Américas, de la creación y desarrollo del Instituto Cubano del Libro, del fomento y extensión de la fotografía de connotación artística, de la inolvidable era del cartel cubano y de los grandes proyectos de nuestro teatro, entre otros acontecimientos.
El arte de Raúl, que se nutre de la vida y del propio arte, como ocurre en todos los grandes creadores, no conoce fronteras ni puede encasillarse en géneros. Dentro de esa rutilante parábola de vitalidad y entrega, están muestras de tanta significación cultural como las compartidas con el escultor Agustín Cárdenas, Raúl Corrales y Antonia Eiriz; sus memorables exposiciones personales La Gran Familia, Homenajes y Nosotros, exhibidas en museos y galerías de Cuba y otros países.
Tal es la madera de que está hecho este hombre esencialmente bueno, este artista querido por todos, cuya vida no ha sido siempre placentera, pero ha sido indiscutiblemente hermosa y digna, que inició su carrera en momentos en que predominaban en el país las tendencias que los críticos e historiadores del arte se empeñan en llamar no figurativas, y que desde entonces, y para siempre, ha permanecido vinculado al movimiento progresivo del arte. Este Martínez que fue miembro del grupo “Los Once” y como tal, el acento de sus obras se concentró en la búsqueda, en el lenguaje y en la forma, en un periplo, conducente a la elaboración de un manejo plástico sin dejar de expresar por ello cierta angustia en su manera de decir, lo que quizás constituya uno de los primeros antecedentes del énfasis en lo social y lo cotidiano de su obra futura.
El tránsito hacia la figuración lo condujo por senderos de arduas y tenaces experimentaciones. El repertorio internacional le ofreció múltiples códigos y tendencias hasta que encontró la verdadera satisfacción estética, en un proceso de autocrítica superación creadora, como lo demuestra su prolífera trayectoria artística de incuestionable influencia en la plástica cubana de las últimas décadas.
Omar González. (Fragmentos de un artículo presentado en la revista ARTECUBANO).
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