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Paisajes de Poesía y Magia
Cernuda Arte 2007
Manuel Alvarez Lezama
Entramos y no entramos en el mismo río. Somos y no somos.
-- Heráclito
El rayo divino no puede alcanzarnos a menos que sea cubierto por velos poéticos.
-- Egidio De Viterbo
El paisaje en la pintura cubana se distingue desde el siglo XIX y cobra fuerzas extraordinarias en el siglo XX. ¿Y cómo no iba a ser así si los pintores cubanos y los que nos visitaban estaban ante una belleza asombrosa donde se abrazan en poesía una naturaleza inmensamente sensual/lujuriosa que nos pide que veamos las descripciones del Paraíso que aparecen en el Génesis, con esas fuerzas telúricas imponentes que nos acercan a una paz/espiritualidad enorme?
Después del año 1959, el paisaje cubano, tanto en Cuba como en las distintas diásporas que se producen, adquiere nuevas dimensiones, siendo definido, a la misma vez, por unos nuevos órdenes políticos muy distintos a los de la Cuba republicana, por la nostalgia que se materializa en la vida de los cubanos (en sus cartas Lezama Lima le recordaba a su familia en el exilio que ellos conservaban la fuerza y la alegría de la familia mientras el se había quedado con la belleza y la constancia de La Habana, de la isla en forma de caimán, de la tierra, del paisaje), y por unas nuevas técnicas que se desarrollan en la plástica después de los 60.
Estas nuevas miradas/discursos, claro está, se dan dentro de los controvertibles pero ya aceptados cánones de la postmodernidad y la globalización. Y es aquí que se sitúa la obra de Gabriel Sánchez, un joven y virtuoso pintor cubano que ahora vive en España, y que a su temprana edad ya ha logrado lo que pocos artistas en la historia del arte – desde Van Gogh hasta Tomás Sánchez, desde Church hasta Cézanne, desde Corot hasta Christo y Jeanne- Claude, obviamente, pasando por Watteau, Gainsborough, Constable, Turner, Friedrich, Whistler, Monet, Pizarro, Rousseau,Wyeth, entre los grandes del género: que veamos el paisaje de una manera diferente, de una manera nueva.
En su obra actual – obra marcada por la distancia del Caribe y de nuestra América – Gabriel Sánchez (nacido en Cabaiguán, Sancti Spiritus, en l979 y educado en Cuba), utiliza una serie de efectivos artificios visuales para crear luminosos escenarios de naturalezas encantadas (usualmente mágicos bosques) que nos remontan tanto a la esencia del Romanticismo decimonónico como a un surrealismo lírico muy contemporáneo, muy suyo, muy original.
Dentro de su nueva realidad geográfica y existencial, los azules y los verdes de Cuba se mezclan con los tonos característicos de la región castellana española. Están presentes los verdes secos, los marrones, los ocres, cremas, y grises, – todos colores con los que se construye el hermoso y magnífico Otoño. Así pues, para entender la obra reciente de Gabriel Sánchez tenemos que reconocer su interesantísima comunión y reinterpretación del Romanticismo, su complicidad con pintores del Siglo XIX como Corot y Guilloux, y su distanciamiento de Tomás Sánchez. Y si hay una obra que nos deja entender algo del imaginario presente de Gabriel Sánchez debemos referirnos a Soñar muchos sueños, 2006, donde el pintor coloca una palma real en una naturaleza a la que no pertenece. Perfecto ejemplo para acercarnos a su universo personal. De esta manera vemos que el artista está buscando el significado de la lejanía y los caprichos del azar – caprichos del azar que aparecen como preciosas metáforas en cada uno de de sus bosques: pianos, hamacas, sillones, escaleras, bicicletas, carteles en blanco, señales clavadas en árboles, banderitas que marcan caminos en el medio de la nada, cortinas a lo Christo y Jeanne-Claude o simplemente la luz, usada de una manera sugerente y magistral.
Así pues, con gran honestidad poética, Gabriel Sánchez logra en sus parajes lo que los grandes paisajistas del pasado alcanzaron en sus creaciones: una magia única que nos invita a ser cómplices de lo que ha ocurrido, lo que está ocurriendo y lo que va a ocurrir en un lugar encantado y sin límites. Cuadros como Presencia y Ausencia, 2006 y Telones en el Río, 2007 demuestran que estamos ante un joven maestro que, al igual que Stanley Kubrick con su enigmático monolito en 2001: A Space Odyssey, usa elementos impredecibles en cada una de sus obras para recordarnos que siempre, lo que vemos es único/distinto para cada uno de nosotros, y que en todo hay una clave para entendernos, entender la patria, entender la Vida.
Manuel Alvarez Lezama- (La Habana, Cuba) Graduado de la Universidad de Yale. Profesor de la Universidad de Puerto Rico, Río Piedras. Ex-profesor de la Escuela de Artes Plásticas de Puerto Rico. Crítico de arte, miembro de AICA (Asociación Internacional de Críticos de Arte).
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